domingo, 31 de enero de 2010

La base astrológica de la curación - en you tube -



CAPITULO XI

LA ASTROLOGÍA COMO AUXILIAR EN EL ARTE DE SANAR


La base astrológica de la curación

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Es un hecho bien conocido del médico moderno que el estado de la sangre y, por consiguiente, el de todo el cuerpo, cambia en simpatía con el estado de ánimo del paciente, y cuanto más emplea el medico la sugestión como un auxiliar de la medicina, tanto más éxito tiene. Sin embargo, son pocos los que aceptarían el hecho de que tanto nuestros estados mentales como físicos son influidos por los rayos planetarios, los cuales cambian con el movimiento de los respectivos planetas. En estos días, desde el comienzo de la radioactividad, hemos comenzado a aprender que todos los cuerpos emiten en el espacio innumerables partículas. La telegrafía sin hilos nos ha enseñado que las ondas eléctricas viajan rápida y seguramente a través del espacio, a tal punto que actualmente las podemos manejar a discreción con un manipulador adecuado. También sabemos que los rayos del Sol nos afectan en forma diferente por la mañana, cuando nos tocan horizontalmente, que al mediodía, cuando caen sobre nosotros en sentido vertical. Y si los rayos luminosos del Sol, que tan rápido se mueve, producen cambios físicos y mentales, ¿por qué no tendrían su efecto correspondiente los rayos persistentes de los planetas más lentos? Si lo tienen, entonces constituyen otros tantos factores de la salud, y ningún médico debe descuidarlos. Por eso sostenemos que ciertos resultados se logran con más rapidez cuando los rayos estelares son más propicios para la curación de una enfermedad particular o para el tratamiento con remedios previamente preparados bajo condiciones auspiciosas.

Si los médicos estudiaran Astrología, con muy poco esfuerzo podrían diagnosticar el estado del paciente, cosa que es completamente imposible desde el punto de vista del diagnosticador ordinario. Algunos médicos ya se van dando cuenta de este hecho y han descubierto experimentalmente que los cuerpos celestes tienen influencia sobre el organismo humano. Por ejemplo, cuando el autor se encontraba en Portland, Oregón, oyó a un médico mencionar el hecho de que si le era posible realizar una operación mientras la Luna estaba en creciente, esto es, desde la Luna Nueva a la Llena, la operación tendría éxito y no se presentarían complicaciones. Por otra parte, citando las circunstancias lo obligaban a realizar una operación estando la Luna en menguante, esto es, desde la Luna Llena a la Nueva, siempre existía un gran peligro de complicaciones, y esas operaciones no resultaban nunca tan satisfactorias como las que llevaba a cabo mientras la Luna estaba en creciente.
La manera de descubrir las peculiaridades del espíritu que mora en el cuerpo del paciente consiste en calcular su horóscopo y ver cuáles son los momentos propicios para la administración de las drogas, dando las hierbas adecuadas y en el tiempo debido. Paracelso lo hacía así, y siempre tenía éxito con sus pacientes: nunca se equivocaba. Actualmente existen algunos que utilizan la Astrología con ese objeto, y el autor, en muchísimos casos, ha estado apelando a ella para diagnosticar. Siempre ha podido prever las crisis en el estado del paciente, pasado, presente y futuro, así que pudo suministrar alivio a las personas que sufrían de distintas enfermedades. Sólo con esos fines debería utilizarse la Astrología, y jamás degradarla para adivinar el porvenir y ganar dinero, porque, como todas las ciencias espirituales, sólo debe emplearse en beneficio de la Humanidad, sin ninguna consideración mercenaria.
Existen siete esferas, los planetas de nuestro Sistema Solar, y cada una de ellas emite su propia nota o sonido, que es distinto del de cualquier otro cuerpo celeste. Uno o más de ellos vibran en sincronización particular con la simiente atómica del Ego que está buscando encarnación. Este planeta corresponde entonces a la tónica de la escala musical, y aunque todas las notas de todos los planetas son necesarias para construir completamente el organismo, cada cuerpo se modifica y conforma con el impacto básico dado por el planeta más armonioso, que se conviene así en el regente de esa vida. Lo mismo que ocurre con la música terrestral pasa también con la celestial, en la cual hay armonías y disonancias, y todas ellas chocan contra la simiente atómica y la ayudan a formar el arquetipo. Así se forman líneas vibratorias de energía, que más tarde atraen y arreglan las partículas físicas, como los granos de arena se distribuyen en figuras geométricas al pasar un arco de violín por un platillo de bronce.
El cuerpo físico se forma más adelante siguiendo estas líneas vibratorias arquetípicas, y de esta manera viene a expresarle exactamente la armonía de las esferas, tal como resonaba en el período de su construcción. Sin embargo, este periodo es mucho más largo que el de la gestación material, y varía de acuerdo con la complejidad de la estructura requerida por la vida al buscar manifestación física. El proceso de la construcción del arquetipo tampoco es continuo, porque bajo el influjo de los planetas que emiten sones a los que no puede responder la simiente atómica, esas vibraciones simplemente pasan sobre ella, quedando a la espera de un nuevo sonido que pueda emplear para seguir formando el organismo mediante el cual va a expresarse.
Así pues, podemos ver que estando modelado el organismo terrestre que cada uno de nosotros habita, de acuerdo con las líneas vibratorias producidas por el sonido de las esferas, las discordancias que expresamos como enfermedades son provocadas en primer término por las discordancias espirituales internas. Y también es evidente que si logramos obtener un conocimiento exacto de las causas directas de esas discordancias y remediarlas, las manifestaciones físicas de ellas pronto desaparecerán. Esta información se logra mediante el horóscopo natal, porque en el cada planeta en su casa y signo expresa armonía o discordancia, salud o enfermedad. Por lo tanto, todos los sistemas curativos son adecuados sólo en la medida en que se tornen en consideración las armonías y discordias estelares expresadas por la Rueda de la Vida: el horóscopo.
Aunque las leyes de la Naturaleza que gobiernan los reinos inferiores son todopoderosas en circunstancias ordinarias, existen otras leyes que pertenecen a los dominios espirituales y que, en ciertas circunstancias, pueden sobreponerse a las primeras. Por ejemplo, el perdón de los pecados, al ser reconocidos y confesados, con el consiguiente arrepentimiento, sobrepasa a la ley que exige ojo por ojo y diente por diente. Cuando el Cristo andaba por la Tierra y sanaba a los enfermos, Él, que era el Señor del Sol, encerraba en sí mismo la síntesis de las vibraciones estelares, de la misma manera que la octava contiene todas las notas de la escala, y por lo tanto podía emitir de Sí Mismo la influencia planetaria correctiva que se requería en cada caso. Él sentía la discordancia e inmediatamente sabia corno contrarrestarla, en virtud de Su exaltado desenvolvimiento. No tenía necesidad de ninguna preparación previa, sino que instantáneamente obtenía los resultados implantando la armonía en vez de la discordancia planetaria que causaba la enfermedad que estaba sanando. Sólo en una oportunidad se acogió a la ley superior y dijo: "Levántate: tus pecados han sido perdonados."
Sucede lo mismo con los sistemas ordinarios empleados en el método curativo Rosacruz, pues ellos dependen del conocimiento de las discordancias planetarias que causan la enfermedad y de la influencia correctiva que puede remediarla. Esto ha sido suficiente en todos los casos de que hayamos tenido noticia basta ahora. Sin embargo, existe un sistema más poderoso, que es dable utilizar de acuerdo con leyes superiores, las cuales pueden acelerar el restablecimiento en casos de larga data; y, en ciertas circunstancias donde existe un franco y sincero conocimiento de culpa, podrá borrar los efectos de la enfermedad antes que el destino frío y duro lo disponga de otro modo.
Cuando contemplamos con la visión espiritual a una persona enferma, tenga su cuerpo extenuado o no, es evidente que los vehículos sutiles son mucho más tenues que durante la salud. Por eso no transmiten al cuerpo físico la cantidad necesaria de vitalidad, y, por consiguiente, ese instrumento queda más o menos quebrantado. Pero, sea cual fuere el estado de extenuación del resto del cuerpo físico, ciertos centros que son tenues durante la salud, en grado diverso de acuerdo con el desenvolvimiento del ser humano, quedan obstruidos en mayor o menor grado, según la gravedad de la enfermedad. Y esto es particularmente cierto en lo tocante al centro principal, que viene a encontrarse entre las cejas. En ese punto se encuentra emparedado el espíritu, algunas veces al extremo que pierde todo contacto con el mundo externo y su progreso, de suerte que se concentra en tal forma sobre si mismo y su propio estado, que sólo la completa ruptura con el cuerpo físico puede ponerlo en libertad. Este proceso es capaz de durar muchos años, y en el intervalo las discordancias planetarias que produjeron la enfermedad inicial pueden haber desaparecido, pero el paciente ya no se encuentra en situación de aprovecharse de circunstancias tan favorables. En esos casos es necesaria una emisión espiritual especial, para aportar al alma el mensaje de que "sus pecados han sido perdonados". Y una vez que ha sido oído ese mensaje, entonces puede responder al mandato de "Deja tu lecho y marcha".
En nuestra actual humanidad nadie ha alcanzado en absoluto ni aproximadamente, la estatura del Cristo, y, por consiguiente, nadie puede ejercer Su poder hasta esos casos extremos, pero en nuestros días existe tanta necesidad de ese poder en manifestación activa como hace dos mil años. El Espíritu lo compenetra todo en nuestro planeta, pero en diversos grados. Tiene más afinidad por algunas substancias que por otras, y siendo una emanación del Principio Crístico, es el Espíritu Universal que constituye el Mundo del Espíritu de Vida el que restaura la armonía sintética del cuerpo.


del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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Resultados de las comidas demasiado frecuentes - en you tube -



CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN


Resultados de las comidas demasiado frecuentes


Otra causa fecunda de desórdenes digestivos es el hábito de comer a cortos intervalos. Las personas habituadas a comer cuatro o cinco veces por día, dicen que tienen hambre y se ven precisadas a comer o se sienten mal. En realidad, ese apetito se debe a una enfermedad estomacal, y el alivio que se experimenta se debe al peso de los alimentos, que adormece el estómago. 
Si decimos que es criminal dar a una persona adicta a la morfina más morfina, por el mero hecho de que la desee, aunque ello le proporcione un alivio temporal de sus sufrimientos, deberíamos aplicar la misma lógica y filosofía a las personas que están emponzoñadas por el exceso de alimentos. Esto no es una teoría, sino el resultado de investigaciones que no pueden ser comparadas con experimentos efectuados con los animales o seres humanos, en los que el sufrimiento incidental provocado por las investigaciones pueda ser tabulado. No existen tales barreras para las personas que poseen visión espiritual, las cuales pueden ver la acción peristáltica del estómago y de los intestinos, en los puntos en que el sistema haya sido sobrecargado. Allí se ve que los alimentos exudan un gas ponzoñoso que es arrojado hacia la periferia del aura del cuerpo vital humano, mientras este conserve la salud. Pero cuando su vitalidad se debilita y el flujo de las fuerzas solares a través del bazo no es tan fuerte como lo usual, este gas ponzoñoso se mantiene en torno de la región abdominal como una ancha faja negra, que envenena todas las actividades orgánicas del cuerpo mientras se mantenga allí. Cuando una persona toma tres comidas diarias, hay una ligera oportunidad de que se disuelva esa banda ponzoñosa, generada por una comida, antes que se tome la siguiente. Pero si las comidas se toman a intervalos de pocas horas, no hay la menor oportunidad de que el paciente se libre de esa nubosidad ponzoñosa y, por consiguiente, se va poniendo peor y peor, acortando el período de su vida en tal forma que seria una sorpresa para muchos si pudieran darse cuenta de ello. 
Por estas razones, todos los que deseen conservar una salud normal deben acostumbrarse a comer sólo dos o tres veces por día, y eso en poca cantidad, teniendo sumo cuidado en recibir un volumen abundante más bien que nutrición, porque es una amarga verdad el hecho de que la mayor parte de las gentes mueren por comer mucho y no de hambre. 

del libro "Principios Ocultos de la Salud y de la Curación", 
de Max Heindel


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El valor salutífero de los alimentos indigeribles - en you tube -


CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN

El valor salutífero de los alimentos indigeribles

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Parecería absurdo a primera vista decir que cuanto más indigeribles son los alimentos tanto mejor será nuestra salud; pero, sin embargo, si esta afirmación no se toma demasiado literalmente, es verdad. Los alimentos que generalmente se consideran indigestos, porque no nos sentimos bien después de haberlos comido, generalmente nos hacen daño por haber sido demasiado digeridos, mientras que otros alimentos, que son completamente indigeribles y, por lo tanto, en cierto sentido, que no son realmente alimentos por esa causa, nos proporcionan un perfecto bienestar.
La falta de apreciación de estos hechos esenciales es lo que constituye el fundamento de las dificultades que experimentan muchas personas cuando adoptan lo que ellos llaman el régimen vegetariano. En la mayoría de los casos han sufrido perturbaciones digestivas antes de dejar de comer carnes, e infinidad de ellas han adoptado una dieta sin carnes, con la esperanza de que se produzca un milagro y recuperen la salud. Por consiguiente, se sienten luego amargamente decepcionadas, porque, lejos de experimentar alguna mejoría se sienten en muchos casos peor, ya que continúan con sus errores dietéticos en todos los demás sentidos, de manera que su nuevo régimen, desde el punto de vista de la salud, es mil veces peor que la dieta mixta ordinaria, y bien sabe Dios que esa es ya bastante mala. En puridad de verdad, en vez de asombrarse de que el cuerpo pueda ceder ante la tensión provocada por esa dieta indiscreta, lo asombroso es que pueda soportarla a pesar de los abusos y malos tratos que con ella se le dan.
Con mucha frecuencia ocurre que las personas que se dirigen a nosotros en demanda de salud, admiten sin ambages los errores dietéticos más atroces, completamente ignorantes de que están procediendo mal. Comen cuatro o cinco veces por día: pastelillos, café, huevos, carne, pan blanco, papas, tortas, queso, etc., y luego se asombran de no sentirse bien. Estas personas pretenden que no tienen malos hábitos. Fuman unos cuantos cigarros beben unos cuantos vasos de cerveza, quizás un cóctel o dos; viven sujetas a lo que llaman una "dieta natural", se acuestan a las diez o las once, y se congratulan de que constituyen verdaderos modelos para los demás. Por regla general, cuando se les advierte que están cometiendo serios errores, se quedan estupefactas y no lo creen. Parece que dudaran de sus propios sentidos cuando se les dice que se están matando con sus alimentos o que real y verdaderamente están cavando su propia tumba con sus dientes.
Sin embargo, así es, y no porque sus alimentos sean indigestos, sino justamente porque faltan en su alimentación substancias indigeribles que se mezclen con los alimentos súper concentrados que constituyen los principales elementos de esa dieta. Respecto a eso, dichas personas no son peores que las que viven constriñéndose a una dieta compuesta de alimentos concentrados como las ciruelas, nueces, pasas, etcétera.
También comen alimentos sumamente concentrados: obtienen proteínas de las nueces y carbohidratos de las pasas, pero carecen de la indispensable aunque indigerible celulosa que proporcione el volumen necesario, causando irritación en el conducto intestinal, lo que es indispensable para provocar la peristaltis y las secreciones de fermentos digestivos necesarios.
No hay duda alguna de que el trigo integral es muchísimo mas nutritivo, grato al paladar y saludable, que la harina blanca que esta compuesta solamente por la porción almidonosa del grano pero su valor, desde el punto de vista de la salud, no se debe a que se digiera más fácilmente que el pan blanco, porque, en realidad, no es así. Tampoco se debe el gran beneficio del pan de trigo completo a las sales minerales que contiene y que son indispensables para la formación del cuerpo, cuyas sales están ausentes del pan blanco. Debe recordarse que así como una parte de las proteínas contenidas en la carne o del fósforo en el pescado quedan sin digerir ni asimilarse, así también pasa con el fósforo y las proteínas del pan de trigo entero. No asimilamos todas las proteínas y las sales minerales que contienen las partes más densas del trigo entero. Pero si bien el pan blanco se digiere completamente y deja muy pocas cenizas, siempre que este bien hecho, las partes más compactas de la harina de trigo entero pasan por el tracto intestinal sin ser digeridas, pero le dan un suave masaje que, en cierto modo, irrita al intestino, provocando un flujo de sangre que lo mantiene limpio y sano. No se forma un bolo tan pequeño y casi sin residuos, como pasa con los alimentos muy concentrados y, por lo tanto, tampoco se forman gases ofensivos, dejando el sistema intestinal limpio y sano.
Compárese la acción en los intestinos de alimentos tales como los huevos, la carne y el queso, que se asimilan casi por completo y no dejan residuos voluminosos que sirvan para limpiar el conducto una vez asimilada la comida, con la acción de vegetales como las legumbres (empleadas parsimoniosamente): remolachas, zanahorias, apio, cebolla, etc., que contienen todos los elementos de la carne, además del volumen indispensable para la salud, compuesto de substancias fibrosas, que son las únicas que pueden barrer el conducto intestinal, eliminando todos los productos deletéreos y dejando el organismo limpio y sano-
El arquetipo determina la forma y figura de una persona, las cuales conservará mientras se mantenga en estado de salud normal; pero con nuestros desórdenes dietéticos muy a menudo cambiamos la forma y figura, de tal manera que la energía del cuerpo se emplea en el proceso de eliminar una cantidad enorme de alimentos que no podemos asimilar y que nos hace adelgazar. Lo contrario ocurre cuando los poderes eliminadores del cuerpo son débiles. Entonces sobreviene la obesidad con la formación de tejidos adiposos, producto de una dieta antinatural. Cuando se adopta una dieta científica, las personas excesivamente delgadas debido a un régimen erróneo, engordan, y las obesas, cuyo exceso de carnes se debía a la misma causa, pierden peso.


del libro "Principios Ocultos para la Salud y la Curación", 
de Max Heindel

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El ayuno como medio de curación y de crecimiento anímico - en you tube -



CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN

El ayuno como medio de curación y de crecimiento anímico

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No es difícil darse cuenta de que en el Occidente hay más personas que mueren por comer demasiado que de hambre. En ciertas condiciones, el ayuno durante uno o dos días es, indudablemente, beneficioso; pero así como hay glotones, así también hay otros que se van al extremo opuesto. Es ahí donde reside el gran peligro. El mejor sistema es el de comer moderadamente y tomar los alimentos adecuados. Entonces no hay necesidad ninguna de ayunar.
Si estudiarnos la química de la alimentación, encontraremos que ciertos alimentos tienen propiedades valiosas para el organismo en casos de producirse algún desorden, y entonces dichos alimentos tienen el valor de medicinas. Todas las frutas cítricas, por ejemplo, son espléndidos antisépticos, con lo cual evitan las enfermedades. Todos los cereales, especialmente el arroz, son antitóxicos destruyen la enfermedad y los gérmenes de la putrefacción. Así pues, conociendo estas propiedades medicinales de los diferentes alimentos, podemos fácilmente obtener lo que queremos para sanarnos de nuestras molestias más comunes, en vez de apelar al ayuno.
Bajo la antigua dispensación se exigían sacrificios de toros y cabrios para obtener el perdón de los pecados, porque entonces el ser humano estimaba sus bienes materiales por encima de todo, mucho más que en la actualidad, y sentía agudamente su perdida cuando se veía obligado a darlos con ese fin. Los seres humanos se veían obligados a ofrecer en el altar sus más queridas posesiones por cada violación que cometían, apareciéndoles Dios a ellos como un Amo y Señor muy duro, por lo que era peligroso incurrir en su desagrado.
Sin embargo, todo ello encerraba un significado esotérico que actualmente comienza a difundirse exotéricamente, y esa enseñanza no acepta sacrificios de animales, dinero ni ninguna otra posesión, sino que exige que cada cual haga el sacrificio de si mismo. Esto era lo que se enseñaba a los aspirantes en las antiguas Escuelas de Misterios cuando se los preparaba para los ritos de la Iniciación.
A ellos se les explicaba el misterio del cuerpo vital, cómo estaba compuesto por los cuatro éteres, etc., enseñándoseles a fondo las funciones de los dos éteres inferiores, comparándolas con las de los dos superiores. Así aprendían que todas las funciones animales del cuerpo dependían de la densidad de los éteres inferiores y que los dos superiores constituían el cuerpo anímico, que era el vehículo de servicio. Y entonces aspiraban, naturalmente, a cultivar esa gloriosa vestidura mediante la abnegación, domeñando las propensiones de la naturaleza inferior, tal como lo hacemos actualmente.
Estos hechos eran mantenidos en el mayor secreto con respecto a la masa general, o debieron haberse mantenido así; pero algunos neófitos se olvidaron, en su vehemente anhelo de llegar a la realización de cualquier manera, de que solamente mediante el servicio desinteresado y la más completa abnegación es como se lograba la vestidura de oro, compuesta por los dos éteres superiores. Creían que la máxima oculta encerrada en los siguientes versos:
Gold in the crucible,
Wrought in the fire;
Light as the winds,
Higher and higher
significaba solamente que con tal que la naturaleza inferior, esto es, la escoria, fuera expulsada, sin importar cómo; si descubrían algún medio fácil para lograrlo, quedarían solamente los dos éteres áureos superiores, el cuerpo anímico, en el cual podrían entrar en los Mundos Invisibles sin tropiezos ni obstáculos. Y razonaban diciendo que como el éter químico es el agente de la asimilación, podían eliminarlo del cuerpo mediante el ayuno y el hambre del vehículo físico.
Sin embargo, el resultado obtenido por estas personas mal guiadas y sus seguidores estaba muy lejos de ser el que buscaba y obtenían los que eran preparados en las Escuelas de Misterios. Allí se enseñaba a los candidatos, ante todo y sobre todo, que el cuerpo era el Templo de Dios, y que profanarlo, destruirlo o mutilarlo en cualquier forma era un gran pecado. La satisfacción de los apetitos corporales será un pecado, ciertamente, una profanación que lleva involucrada cierta retribución; pero no es más reprensible que la práctica del ayuno con miras al crecimiento anímico. La recta vida no consiste ni en ayunar ni en engullir, sino en dar al cuerpo los elementos que sean necesarios para mantenerlo en el estado de salud adecuado, con toda su fortaleza y eficiencia como instrumento del espíritu. Por lo tanto, el ayuno como medio de crecer anímicamente es un mal sistema, que produce precisamente los efectos contrarios a los que se desean conseguir por sus miopes seguidores.


del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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https://www.youtube.com/watch?v=pvRn1_pgOyQ


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El papel de los estimulantes en la evolución - en you tube -


CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN

El papel de los estimulantes en la evolución

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El espíritu alcohólico, que ha sido fermentado fuera del cuerpo, será reemplazado por el azúcar, que fermenta dentro. En el pasado era indispensable un estimulante para levantar el espíritu humano del letargo que le producía la dieta carnívora, y las orgías y bacanales que se celebraban en los tiempos antiguos, que actualmente nos llenan de horror, eran entonces de inmenso valor para el desenvolvimiento humano. Conforme vaya aumentando el consumo de azúcar, disminuirá correlativamente el del alcohol y, concurrentemente, se irá elevando el nivel ético. El ser humano se va volviendo más y más altruista y Crístico en proporción al empleo que haga del estimulante que no embriaga, siendo por eso el movimiento temperante uno le los factores más poderosos para apresurar la venida del Cristo.
Es evidente que el progreso evolutivo va elevando a los Reinos Inferiores lo mismo que a la Humanidad. Los animales, especialmente las especies domésticas, están ya alcanzando la individualización, y a su tiempo será imposible obtener carne. Entonces habrá sonado la hora del alcohol, porque sólo los que comen carne necesitan beberlo.
Entretanto, la vida vegetal se va haciendo más y más sensible. Las ramas laterales de los árboles producen más que las verticales, porque en las plantas, lo mismo que en nosotros, la conciencia es el resultado de las actividades antagónicas de las corrientes del cuerpo vital y de deseos. Las ramas horizontales son recorridas por las corrientes de deseos que circundan nuestro planeta y que actúan tan poderosamente en la espina dorsal -horizontal de los animales. Las Corrientes de deseos van despertando la vida vegetal en las ramas laterales a un más elevado grado de conciencia que lo que ocurre con las ramas verticales, que son atravesadas en toda su longitud por las corrientes vitales que brotan del centro de la Tierra. De esta manera, a su tiempo, las plantas también se tornarán demasiado sensibles como alimento y habrá que irlos a buscar a otra parte.
Actualmente tenemos ya una considerable capacidad rara trabajar con las substancias químicas minerales; les damos toda clase de formas en las casas, buques y otras construcciones, que demuestran nuestra civilización. Somos los dueños de los minerales que se encuentran fuera de nuestro organismo, pero carecemos de poder para asimilárnoslos hasta que las plantas han transformado los cristales en cristaloides. Nuestro trabajo con los minerales exteriores está elevando su vibración continuamente, lo que los va preparando para su uso interno. Mediante la alquimia espiritual podemos construir el templo del espíritu, conquistar el barro de que hemos sido hechos y calificarnos y graduarnos como verdaderos Maestros Masones, preparados para trabajar en las esferas elevadas.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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Necesidad de una dieta equilibrada y atrayente - en you tube -


CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN

Necesidad de una dieta equilibrada y atrayente

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En las más sublimes de todas las oraciones se nos enseña, por el Cristo mismo, a rogar por nuestro pan cotidiano; pero en las condiciones contemporáneas, ¡cuántas veces conseguimos en vez de pan una piedra!

A causa de nuestra compleja civilización, de los frigoríficos y otras abominaciones, nuestro alimento es tal que, generalmente hablando, en vez de nutrir el cuerpo como debiera, lo agota y lo expone a varias enfermedades. La palabra "indigesto" seria un calificativo muy suave para designar las comidas que se ofrecen en los restaurantes públicos.
Hasta en el propio hogar, lo que se suele poner en la mesa para nutrir y sostener el cuerpo en buena salud, no es más que una simulación alimentaria, una cosa enmascarada con diversas especias y aderezos para hacerla agradable, porque generalmente comemos más bien para complacer al paladar que para nutrir nuestros cuerpos.
Por otra parte, no puede negarse el hecho de que algunas personas que dicen cocinar científicamente y con sentido común, que aseguran ser vegetarianas y muy estrictas en sus nociones acerca de cómo deben prepararse las comidas, parecen carecer por completo de toda apreciación con respecto al hecho de que los alimentos pueden hacerse tan gratos corno sanos y nutritivos, y que no existe incompatibilidad alguna entre los requerimientos de la cocina adecuada y el placer que puede proporcionar al paladar. En realidad, podría decirse que a menos que el alimento sea preparado en tal forma que resulte agradable al paladar, a la vez que sano y nutritivo, no cumple con sus propósitos. El sentido del gusto nos ha sido dado para que podamos disfrutar de nuestra comida, para que podamos recibirla con alegría y darle la bienvenida a nuestro cuerpo, porque ello favorece la asimilación y la nutrición, mientras que los alimentos desagradables son perjudiciales para el que los recibe y no se asimilan fácilmente. Este hecho siempre debe ser tenido en cuenta: no importa cuánto comamos, sino cuanto asimilemos.
Algunas personas que no han recibido las instrucciones adecuadas sobre este importante asunto de la nutrición, y a quienes se les ha dicho que las legumbres, guisantes, arvejas, frijoles, etc., pueden reemplazar a la carne, comienzan a devorar estos vegetales en grandes cantidades, después de abandonar el régimen carnívoro. Es verdad que los frijoles contienen más proteínas que los biftecs; pero la proteína que contienen los frijoles no se asimila con facilidad. Hay siempre una gran cantidad de residuos, como también ácido úrico en esos alimentos, lo cual es preciso tener en cuenta, porque si su acción no es equilibrada con una buena cantidad de vegetales verdes, se producirán resultados desastrosos. Sin embargo, también importa recordar que no se deben comer vegetales verdes en la misma comida que las legumbres pesadas. Hay otros que, después de abandonar la dieta carnívora, comienzan a vivir de pan, papas y otros alimentos similares, que contienen mucho almidón, con el resultado de que quedan desnutridos y anémicos. Una dieta satisfactoria tiene que estar bien equilibrada en todo sentido, y no podemos esperar los debidos resultados a menos que estudiemos con cuidado la dieta requerida para mantener el cuerpo en buen estado de salud.
La dieta, como la salud, tiene que determinarse individualmente y no pueden establecerse normas generales para todos. Al mismo tiempo podemos decir que cuanto menos carne comamos, tanto mejor, pues más buena será nuestra salud. Pero si queremos abstenemos de ella por completo, es absolutamente esencial que estudiemos una buena tabla de valores alimentarios, de manera que podamos obtener más proteínas necesarias de los vegetales que comamos. Nadie puede ir a sentarse a la mesa corriente y obtener suficiente alimento si sólo ingiere los vegetales que se suministran como accesorios de los platos de carne: tiene que consumir también frijoles, guisantes, nueces y otros alimentos similares, ricos en proteínas, que reemplacen a la carne pues de lo contrario sufrirá hambre.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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sábado, 30 de enero de 2010

Razones determinantes de la dieta vegetariana - en you tube -


CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN


Razones determinantes de la dieta vegetariana

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La mayor parte de las gentes creen que una comida sin carne es incompleta, ya que, desde tiempos inmemoriales, se ha considerado axiomático que la carne es el alimento más vigorizador que tenernos. Todos los demás alimentos han sido considerados corno meros accesorios o condimentos para una clase u otra de carne del menú. Nada es más erróneo, porque la ciencia ha demostrado, mediante la experimentación, que invariablemente la nutrición obtenida de los vegetales tiene un poder sustentador mayor, y la razón no es difícil de ver cuando observamos las cosas desde el punto de vista oculto.
Le ley de la asimilación es que ninguna partícula puede entrar a formar parte del cuerpo a menos que sus fuerzas hayan sido completamente vencidas por el espíritu interno, el cual debe ser el que gobierna absolutamente en el cuerpo, como un perfecto autócrata, dominando la vida de las células, pues de lo contrario éstas se marcharían cada una por su lado, como ocurre cuando el Ego se va.
Es evidente que cuanto más oscura sea la conciencia de una célula, tanto mas fácil resultará sobreponerse a ella y tanto más tiempo permanecerá sujeta. Los diferentes reinos tienen distintos vehículos y, por consiguiente, diversa conciencia. El mineral sólo tiene el cuerpo denso, y su conciencia es similar a la de trance profundo. Lo más fácil sería, naturalmente, tomar alimentos del Reino Mineral, porque sus células permanecerían en el cuerpo más largo tiempo, evitándose la necesidad de comer tan a menudo. Pero, por desgracia, el organismo humano vibra con tal intensidad que no puede asimilar las inertes substancias minerales directamente. La sal y otras substancias similares pasan fuera del organismo en seguida, sin haber sido asimiladas; el aire está lleno de nitrógeno, que es el que necesitamos para reparar los desgastes orgánicos, y lo estamos aspirando de continuo, pero no podernos asimilarlo, como tampoco ningún otro mineral, hasta que este ha sido transmutado primeramente en el laboratorio de la Naturaleza: las plantas.
Las plantas tienen un cuerpo vital y otro denso, lo que les permite realizar este trabajó, siendo su conciencia un sueño profundo, sin ensueños. De esta manera le es fácil al Ego vencer a las células vegetales y mantenerlas en sujeción largo tiempo: de ahí el gran poder sustentador de los vegetales.
En los alimentos animales, las células se han individualizado ya mucho más, y como el animal tiene un cuerpo de deseos que le da una naturaleza pasional, es fácil comprender que, al comer carne, es mucho más difícil vencer a esas células, cuya conciencia es similar a la del sueño con ensueños, y, además, esas partículas no permanecerán mucho tiempo sujetas, por cuyo motivo la dieta carnívora exige mayores cantidades y comidas más frecuentes que la dieta vegetal o frugívora. Si diéramos un paso más y comiéramos la carne de animales carnívoros, estaríamos hambrientos continuamente, porque en esos animales las células han alcanzado un alto grado de individualización y tratarán de obtener su libertad mucho más pronto. Que esto es así, lo demuestra bien el caso del lobo, del buitre y del caníbal, cuya hambre es proverbial, y como el hígado humano es pequeño hasta para hacerse cargo adecuadamente de las comidas de carnes corrientes, es evidente que si el caníbal viviera sólo de carne humana en vez de usarla como un bocadillo o golosina, pronto sucumbiría, porque si bien el exceso de carbohidratos, azúcares, almidones y grasas, hace poco daño al organismo siendo exhalados por los pulmones bajo la forma de ácido carbónico gaseoso, o saliendo en forma líquida por los riñones y la piel, un exceso de carne también se queda, pero deja el ponzoñoso ácido úrico. Por lo tanto, ya se reconoce que cuanta menos carne se coma será tanto mejor para nuestro bienestar.
Es natural que deseemos lo mejor como alimento, pero todos los animales llevan en si los venenos de la putrefacción. La sangre venosa está llena de ácido carbónico y otros elementos nocivos al llegar a los riñones y a los poros de la piel, para expelerlos como orina o transpiración. Estas repugnantes substancias se encuentran en todas las partes de la carne, y cuando comemos esos alimentos llenamos nuestro cuerpo con esas toxinas. Muchas enfermedades son debidas al empleo de alimento cuya base es la carne.
También existen pruebas abundantes de que la dieta carnívora estimula la ferocidad. Podemos mencionar la conocida ferocidad de las bestias de presa y la crueldad de los indios americanos, comedores de carne, como ejemplos típicos. Por otra parte, la fortaleza y la docilidad prodigiosas del vacuno, el elefante y el caballo muestran los efectos de la comida herbácea en los animales. Por otro lado, las pacificas y vegetarianas naciones del Oriente son una prueba de la razón que existe contra la comida carnívora, que no tiene defensa.
Tan pronto como adoptamos la dieta vegetariana, escapamos a una de las más serias amenazas a la salud, esto es, la putrefacción de las partículas de carnes incrustadas entre los dientes, siendo éste uno de los mejores argumentos para adoptar la dieta vegetariana. Tanto las frutas como los cereales y los vegetales en general son, por su misma naturaleza, de descomposición muy lenta, y cada partícula contiene una enorme cantidad de éter que la mantiene viva y fresca durante largo tiempo, mientras que el éter que ínter penetra la carne, que componía el cuerpo de un animal, ha desaparecido juntamente con el espíritu que lo animaba, al producirse la muerte. Se ahí que los peligros de la infección con los alimentos vegetales sean muy pequeños en primer término, siendo muchos de ellos antisépticos en alto grado, en vez de venenosos. Esto se aplica particularmente a las frutas cítricas: naranjas, limones, pomelos, limas, etc., por no hablar del rey de los antisépticos, el ananá, que ha sido empleado frecuentemente para curar una de las enfermedades más mortales: la difteria, que no es más que otra denominación para calificar al mal de garganta séptico. Así pues, en vez de emponzoñar el sistema digestivo con los elementos putrefactos de las carnes, las frutas lo limpian y lo purifican, y el ananá es uno de los mejores fermentos digestivos que pueda conocer el ser humano. Es muy superior a la pepsina y no hay que emplear ninguna crueldad feroz para obtenerlo.
Existen doce sales en el cuerpo; son vitales y representan a los doce signos del Zodiaco. Esas sales son indispensables para la formación del cuerpo. No son minerales, como generalmente se supone, sino vegetales. El mineral no tiene cuerpo vital, y sólo merced a este se cumple el proceso de la asimilación. Por lo tanto, tenemos que obtener esas sales del Reino Vegetal.
Los médicos dicen que así lo hacen, pero no se dan cuenta de que el fuego que utilizan en el proceso expulsa y destruye el cuerpo vital de las plantas, de la misma manera que la cremación deja solamente las cenizas o parte mineral de nuestros cuerpos. Por lo tanto, si queremos renovar el suministro de cualquier sal en nuestro cuerpo, es necesario que la obtengamos de las plantas crudas. Así es como deben administrarse a los enfermos.
Sin embargo, no debemos saltar a la conclusión de que todos deben dejar de comer carne y dedicarse a comer vegetales crudos. En nuestro estado actual de la evolución son muy pocos los que pueden hacerlo. Tenemos que cuidarnos de no elevar demasiado rápidamente las vibraciones del cuerpo, porque para poder continuar nuestro trabajo en las condiciones actuales, tenemos que tener un cuerpo apropiado para las tareas que debamos llevar a cabo. Es necesario que tengamos siempre presente este pensamiento.
En el cráneo, en la base de cerebro, existe una llama. Arde continuamente en la médula oblongada, en la cabeza de la médula espinal, y como el fuego del altar del tabernáculo, es de origen divino. Este fuego emite un sonido como el zumbido de una abeja, el cual constituye la nota clave del cuerpo físico, tal como lo hace resonar el arquetipo. Es él el que construye y sementa las masas de células que conocemos como “nuestro cuerpo”.
Este fuego arde con llama alta o baja, clara u opaca, según como lo alimentemos. El fuego existe en toda la Naturaleza, con excepción del Reino Mineral. El mineral no tiene cuerpo vital y carece, por lo tanto, de la avenida o conductor para el ingreso del espíritu viviente, el fuego. Este fuego lo renovamos parcialmente con las fuerzas del Sol, que penetran en el cuerpo vital a través de la contraparte etérica del bazo, pasando de allí al Plexo Solar, donde se colorea, dirigiéndose luego hacia arriba por la sangre. También alimentamos ese fuego con el Fuego viviente que absorbemos de los alimentos crudos que comemos y asimilamos.
Contemplando la cuestión del régimen carnívoro desde el punto de vista ético, vemos que el hecho de matar para comer va en contra de nuestros más elevados sentimientos y conceptos. En los tiempos antiguos el hombre salía a cazar como cualquier animal de presa, insensible y rudo. Actualmente su caza la realiza en la carnicería, donde no tiene que soportar ninguna de las escenas repulsivas y vergonzosas del matadero. Si tuviera que ir a esos lugares sangrientos, donde todos los días se cometen horrores para poder satisfacer sus costumbres anormales y dañinas, que causan muchísimas más víctimas que su sed de alcohol; si tuviera que manejar el cuchillo y hundirlo en las carnes palpitantes de sus víctimas, ¿cuánta carne comería? Muy poca. Pero para rehuir este trabajo repugnante, obligamos a nuestros semejantes a trabajar en los sangrientos corrales de abasto, matando millares de animales días tras día los brutalizamos a tal punto que las leyes no le permiten formar parte de los jurados en casos capitales, porque ha perdido todo sentimiento con respecto a la vida.
Los animales que matamos también elevan su grito de protesta contra este asesinato, y se forma una nube de horror y odio sobre las grandes ciudades donde existen mataderos. La ley protege a los perros y a los gatos contra las crueldades. Todos nos alegramos de que las pequeñas ardillas en los parques de las ciudades vengan a nosotros a tomar las golosinas que les ofrecemos en nuestra propia mano; pero tan pronto como hay dinero en la carne o la piel de un animal, el ser humano pierde todo respeto por su vida y se convierte en el ser más peligroso de la tierra, alimentándolos y criándolos para ganar dinero, imponiendo sufrimientos y tormentos sobre los demás, sus propios semejantes, para amontonar oro. Tenemos una deuda terrible que pagar con las criaturas inferiores, cuyos instructores deberíamos haber sido, pero de los cuales nos hemos convertido en asesinos, y la buena ley que siempre obra para corregir los abusos, a su debido tiempo relegará el hábito de comer animales muertos, como actualmente ha relegado el canibalismo al montón de las cosas idas.
Está en la naturaleza de los animales de presa el comerse a cualquier otro animal que se les ponga en el camino, y sus órganos están constituidos en tal forma que necesita esa clase de alimento para subsistir; pero todo está en pleno desenvolvimiento y transformación y siempre va metamorfoseándose en algo superior. El ser humano, en sus primeras etapas de desarrollo, era también como los animales de presa en muchos sentidos. Sin embargo,
debe convertirse en un Dios y, por lo tanto, dejar de destruir en algún tiempo, para poder comenzar a crear. El régimen carnívoro ha estimulado el ingenio humano de orden inferior en el pasado; ha servido su objetivo en la Evolución; pero ahora estamos en el umbral de una nueva Edad, en la que el servicio y el sacrificio abnegados producirán el crecimiento espiritual de la humanidad. La evolución de la mente producirá una Sabiduría muy por encima de nuestras más grandiosas concepciones actuales; pero antes que se nos pueda conferir esa sabiduría con seguridad, tenemos que volvernos tan inofensivos corno palomas, pues de lo contrario existiría el riesgo de que la utilizáramos con fines egoístas y destructivos, lo que seria una gravísima amenaza para nuestros semejantes. A fin de evitar tal contingencia, es necesario adoptar la dieta vegetariana.
Se nos ha enseñado que no existe otra vida en el Universo que la vida de Dios; que en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser; que Su Vida lo anima todo, por lo que no es difícil comprender que tan pronto como quitamos la vida a otro estamos destruyendo la forma creada por Dios para Su manifestación. Los animales inferiores son espíritus en evolución y tienen sensibilidad. Su deseo de experiencia es lo que les hace construir sus varias formas; y cuando se las quitamos, los privamos de la oportunidad de obtener esa experiencia. Obstaculizamos su evolución en vez de ayudarlos, y pronto llegará el día en que sintamos una profunda repugnancia ante el mero pensamiento de convertir nuestros estómagos en el cementerio de los cadáveres de los animales asesinados. Todos los verdaderos cristianos se abstendrán de comer carne por pura compasión y comprenderán que toda vida es la Vida de Dios y que es un pecado causar sufrimiento a cualquier ser sensible.
En muchos lugares de la Biblia se habla de “carne”, aunque es evidente que no se refiere a la carne material. En el capitulo del Génesis donde se asigna al ser humano por primera vez su alimento, se le dice que comerá de todo árbol y de toda hierba que lleve simiente, "y será para ti como carne". Las personas mas evolucionadas de todos los tiempos se han abstenido totalmente de comer carne. Vemos, por ejemplo, en Daniel, que era un santo y un sabio, como rogaba que no se le hiciera comer carne, pidiendo que a el y a sus compañeros se les dieran legumbres. También se habla de los hijos de Israel en el desierto, diciendo que sentían el ansia de comer carne, y que su Dios se irrito contra ellos por tal razón.
Hay un motivo esotérico en el significado de alimentar a la multitud con pescado; pero si nos limitamos al punto de vista estrictamente material, podemos resumir todos los puntos ya mencionados reiterando que llegará el tiempo en que nos será imposible comer carne o pescado, de la misma manera que ya hemos sobrepasado la etapa del canibalismo. Sean cuales fueren las tolerancias que se hayan permitido en el bárbaro pasado, todas ellas desaparecerán en el futuro altruista, en que una sensibilidad más refinada habrá despertado en nosotros un sentido profundo de los horrores que implican nuestros gustos carnívoros.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

en you tube, aqui
https://www.youtube.com/watch?v=zIneI3j0AFw



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CIENCIA DE LA NUTRICION


CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN

Principios generales

Si comenzamos con el vehículo denso y consideramos los medios físicos de que podernos echar mano para mejorarlo y convertirlo en el mejor instrumento posible para el espíritu, y luego consideramos los medios espirituales que conduzcan al mismo fin, estaremos incluyendo todos los demás vehículos, por cuyo motivo seguiremos ese método.
El primer estado visible de embrión humano es una substancia pequeña, globular, gelatinosa, semejante a albúmina o clara del huevo. En esta partícula globular aparecen luego otras partículas de materia más sólida, las que van aumentando gradualmente de tamaño y densidad hasta ponerse en contacto unas con otras. Los diferentes puntos de contacto se van modificando lentamente, formándose junturas y así empieza a distinguirse un armazón de materia sólida, el esqueleto, que se va constituyendo gradualmente.
Durante la formación de este esqueleto, la sustancia gelatinosa que lo rodea se va acumulando y cambiando de forma, hasta que por último alcanza ese grado de organización que conocemos como feto. Éste se va haciendo más grande, firme y organizado, hasta que llega el momento del nacimiento, en que se inicia etapa de la infancia.
El mismo proceso de consolidación que comenzó con la primera etapa visible de la existencia continúa luego. El ser pasa por diferentes etapas: infancia, adolescencia, juventud, madurez, ancianidad, decrepitud, hasta llegar finalmente a la muerte.
Cada una de estas etapas se caracteriza por un aumento de dureza y solidez.
Se va produciendo un aumento gradual de densidad y firmeza de los huesos, tendones, cartílagos, ligamentos, tejidos, membranas y aun hasta de la misma substancia del estómago, del hígado, de los pulmones y otros órganos. Las articulaciones se vuelven rígidas y secas, y comienzan a crujir al moverse, por falta del fluido sinovial que las lubrica y ablanda, el cuál va disminuyendo en cantidad, tornándose muy espeso y gelatinoso, de manera que no cumple su objeto.
El corazón, el cerebro, todo el sistema muscular, la espina dorsal, nervios, ojos, etc., participan de ese proceso de solidificación, tornándose más y más rígidos. Millones y millones de diminutos vasos capilares, que se ramifican y difunden como las ramas de un árbol por todo el cuerpo, van secándose gradualmente y tornándose fibras sólidas, impermeables al paso de la sangre.
Los grandes vasos sanguíneos, arterias y venas, se endurecen, pierden su elasticidad, se encogen y tornan incapaces de llevar el requerido caudal de sangre. Los fluidos de la sangre misma se espesan y tornan pútridos, recargados de substancias terrosas. La piel se marchita, se pone seca y arrugada. El cabello se cae por falta de aceite. Y los dientes se carian y caen también por falta de gelatina. Los nervios motores comienzan a secarse, y los movimientos del cuerpo se vuelven tardos y lentos. Los sentidos fallan, la circulación se retarda y la sangre se estanca y coagula en los vasos. El cuerpo va perdiendo sus poderes más y más. Mientras antes era elástico, vigoroso, flexible, activo y sensible, después se torna rígido, lento, insensible. Finalmente, muere de vejez.
Entonces surge naturalmente la pregunta: ¿que es lo que causa esta osificación gradual del cuerpo, produciendo esa rigidez, decrepitud y muerte?
Desde el punto de vista puramente físico, los químicos opinan en forma unánime que ello se debe al aumento de fosfato de cal, carbonato de cal y sulfato de cal, con un poco de magnesia y alguna cantidad insignificante quizás de otras substancias terrosas:
La única diferencia entre el cuerpo anciano y el infantil es la mayor densidad, corrosidad y rigidez del primero, causadas por la mayor proporción de substancias calcáreas que entran en su composición. El cuerpo del niño se compone de tres partes de gelatina por una de substancias calcáreas, mientras que en la ancianidad esa proporción está invertida. ¿Cuál es la fuente de esta acumulación mortal de substancias sólidas?
Parece axiomático que todo el cuerpo está nutrido por la sangre y que todo lo que él contiene, de cualquier naturaleza que fuere, ha estado primero en su sangre. Los análisis demuestran que la sangre tiene substancias terrosas de la misma clase que los agentes solidificantes, y, nótese bien, la sangre arterial contiene más cantidad de dichas substancias que la venosa.
Esto es muy importante, pues demuestra que en cada ciclo la sangre deposita substancias terrosas y es, por lo tanto el vehículo que lleva y obstruye el sistema. Sin embargo, su contenido de substancias terrosas tiene que irse reemplazando, pues de lo contrario no podría continuar ese proceso. ¿Dónde obtiene ese depósito mortal? No puede haber más que una respuesta: de la comida y de la bebida. No hay absolutamente ninguna otra fuente. Los alimentos y las bebidas que nutren el cuerpo deben ser, al mismo tiempo, la fuente primaria de las substancias calcáreas que la sangre va depositando en todo el sistema, causando la decrepitud y finalmente la muerte. Para sostener la vida física es necesario que comamos y bebamos, pero como hay muchas clases de comidas y bebidas, debemos establecer, a la luz de los hechos arriba mencionados, cuáles son los que contienen la menor cantidad posible de esa substancia destructiva. Si podemos descubrir esos alimentos, nos será igualmente posible prolongar nuestra vida, puesto que, desde el punto de vista oculto, es deseable vivir lo más largamente posible en cada cuerpo denso, en especial después que se ha iniciado el Sendero. Se necesitan tantos años, para educar cada cuerpo en que moramos, durante los años de la niñez y la juventud, hasta que el espíritu pueda por lo menos obtener algún control sobre él, que cuanto más tiempo podamos tener un cuerpo ya adaptado y obediente a los impulsos de espíritu, tanto mejor. De ahí que resulta muy importante que el discípulo consuma alimentos y bebidas que contengan el mínimum posible de substancias solidificantes y endurecedoras, y que a la vez mantengan los órganos excretores muy activos.
La piel y el sistema urinario son los salvadores del organismo, evitándole una muerte prematura. Si no fuera porque esos órganos eliminan la mayor parte de las substancias terrosas absorbidas con los alimentos, nadie viviría más de diez años.
Se ha calculado que el agua de manantial, corriente, sin destilar, que toda persona consume en forma de té, café, sopa, etc., contiene carbonatos y otros compuestos calcáreos que, en cuarenta años, formarían un sólido bloque de cal o de mármol del tamaño de un ser humano. Y también es digno de notarse que aunque el fosfato de cal siempre se halla en la orina de los adultos, no se encuentra en la de los niños, porque, en ellos, la rápida formación de los huesos requiere que esa sal sea retenida. Durante el periodo de la gestación existe muy poca substancia terrosa en la orina de la madre, porque casi toda ella se emplea para formar el feto. Sin embargo, en circunstancias ordinarias, esta materia terrosa se encuentra en la orina de los adultos, y a ellos se debe que la vida alcance la duración que tiene actualmente.
El agua sin destilar, bebida, internamente, es el peor enemigo, pero usada exteriormente es su mejor amigo, pues mantiene los poros de la piel abiertos, facilita la circulación de la sangre y evita su estancamiento, causa de los depósitos del mortal fosfato de cal.
Harvey, que fue el que descubrió la circulación de la sangre, dijo que la salud denota una circulación fácil y libre, mientras que la enfermedad es el resultado de obstrucciones en esa misma circulación.
La bañera es un elemento para mantener la salud del cuerpo en buen estado y debe ser usada continuamente por el aspirante a la vida superior. El sudor y la transpiración, sensible o insensible, expulsa más substancias terrosas del cuerpo que cualquier otro órgano.
Mientras se suministra combustible y se mantiene el fuego libre de cenizas, seguirá ardiendo. Los riñones son importantísimos en su función de arrojar afuera las cenizas del cuerpo; pero, a pesar de la gran cantidad de substancias terrosas arrastradas por la orina, siempre queda la suficiente en muchísimos casos para formar arenillas y hasta piedras en la vejiga, causando terribles sufrimientos y hasta la muerte.
Nadie debe engañarse creyendo que el agua hervida contiene menos substancias calcáreas. La costra que se forma en las paredes del recipiente en que se hierve ha sido dejada allí por el agua evaporada, que se ha escapado en forma de vapor. Si se condensara dicho vapor, entonces tendríamos agua destilada, que constituye un elemento importantísimo para mantener el cuerpo siempre joven.
En el agua destilada no existe absolutamente la menor cantidad de substancias terrosas, como tampoco la contienen el agua de lluvia, la nieve o el granizo (salvo la que se pueda adherir en los techos, etc.), pero el café, el té, la sopa, etc., hechos con agua común, por más hervida que esté, no está purificada de substancias terrosas; al contrario, cuanto más hervida haya sido, tanto más cargada de cenizas quedará. Los que sufren de enfermedades urinarias no deberían beber jamás mas que agua destilada.
En cuanto a los alimentos sólidos podemos decir, en forma general, que todas las legumbres y vegetales frescos, y las frutas maduras, contienen la mayor proporción de substancias nutritivas y la mínima de substancias terrosas. El alimento adecuado, dado a tiempo y en circunstancias apropiadas, no solamente cura sino que previene las enfermedades.
Se supone en general que el azúcar o las substancias sacarinas son dañinos para la salud y especialmente para los dientes, causando caries y dolores de muelas. Esto es verdad sólo en ciertas circunstancias. Es perjudicial en algunas enfermedades, como en la biliosidad y la dispepsia, o si se tiene mucho tiempo en la boca, como los caramelos, también, pero si se emplea parsimoniosamente en buena salud y se aumenta su consumo en forma gradual conforme el estómago se va acostumbrando a su empleo, se verá que es muy nutritiva. La salud de los negros mejora enormemente durante la zafra azucarera de la caña, a pesar del aumento de trabajo que ello implica. Esto se atribuye a su afición por el dulce zumo de la caña. Lo mismo puede decirse de los caballos, vacunos y otros animales que residen en esas localidades, que gustan mucho de las melazas y residuos que se les dan. Se ponen muy gordos durante la zafra, y su pelo e torna brillante y suave. A los caballos que se alimenten con zanahorias durante unas semanas, se les pondrá el pelo suave y lustroso como la seda, debido a los zumos sacarinos de ese vegetal. El azúcar es una substancia dietética nutritiva y beneficiosa, y no contiene cenizas de ninguna especie.
Las frutas constituyen una dieta ideal. En realidad, los árboles y las plantas las producen para inducir al animal o al ser humano a que las coma y disemine así sus semillas, de la misma manera que las flores atraen a las abejas con propósitos similares.
Las frutas frescas contienen el agua más pura y de la mejor calidad, capaz de permeabilizar todo el organismo en la forma más maravillosa. El zumo de uva es especialmente un solvente maravilloso. Estimula y da fluidez a la sangre, abriéndose camino a través de los capilares ya secos y obstruidos, siempre que este proceso no haya ido demasiado lejos. Mediante una cura de zumo de uva sin fermentar, las personas de ojos hundidos, piel arrugada o reseca, se tornan lozanas, frescas y radiantes. La aumentada permeabilidad permite entonces al espíritu manifestarse más libremente y con renovada energía.
Considerando el cuerpo desde el punto de vista estrictamente físico, es lo que podríamos llamar un horno químico, siendo el alimento el combustible. Cuanto más ejercicio hace el cuerpo, tanto más combustible necesita. Seria una locura que una persona cambiara su dieta ordinaria que durante años la ha estado nutriendo adecuadamente, y cambiara de método sin antes pensar bien en qué es lo mejor para sus fines. Eliminar la carne de la dieta ordinaria de las personas acostumbradas a ella, miraría completamente su salud. La única manera segura de proceder a experimentar y estudiar las cosas primeramente, usando el discernimiento y la sensatez debidos. No pueden establecerse reglas fijas, pues la dieta es un asunto tan individual como cualquier otra característica. Todo lo que puede hacerse es describir la influencia de cada producto químico, dejando que el aspirante determine su propio método.
Tampoco debemos permitir que la apariencia de una persona influya en nuestro juicio con respecto a su salud. Generalmente se aceptan ciertas ideas en relación con la apariencia que debe tener una persona sana, pero no hay razón válida alguna para semejante opinión. Las mejillas sonrosadas pueden ser un indicio de salud en un individuo y de enfermedad en otro. No hay ninguna regla en particular mediante la cual se pueda saber si existe buena salud, salvo el sentimiento de bienestar que experimente el individuo mismo, sin tener para nada en cuenta su apariencia.
El agua es el gran solvente.
El Nitrógeno o la proteína es la substancia formadora de la carne, pero contiene algunas substancias terrosas.
Los azúcares o hidratos de carbono son los principales productos de fuerza y energía.
Las grasas son las productoras de calor y los acumuladores de energía de reserva.
Las cenizas son minerales, terrosas y obstruyen el sistema. No hay temor de que no obtengamos la cantidad suficiente para la formación de los huesos, sino que por el contrario, debemos cuidar de ingerir la menor cantidad posible.
La caloría es la unidad de calor simple. Una libra de nueces brasileñas, por ejemplo, contienen 49,6 por ciento de residuos (cáscaras), pero el restante 50,4 por ciento contiene 1485 calorías, lo cual significa que casi la mitad del peso de lo comprado son residuos, mientras que el resto contiene el número de calorías mencionado. Para lograr la mayor energía de nuestros alimentos, tenemos que prestar atención al número de calorías que contengan, pues de ellas conseguimos la fuerza necesaria para realizar nuestras diarias tareas.
El chocolate es uno de los alimentos más nutritivos, pero el cacao en polvo es uno de los más peligrosos, pues contiene casi tres veces la cantidad de cenizas de otros alimentos y generalmente diez veces más que la mayoría. Es un alimento poderoso, pero también un poderoso veneno, pues obstruye el sistema con más rapidez que cualquier otra substancia.
Por supuesto, al principio se necesita algún estudio para determinar la mejor nutrición, pero vale la pena, pues asegura la salud, la longevidad y el empleo libre del cuerpo, permitiendo nuestros estudios y la dedicación a las cosas elevadas. Después de un tiempo, uno familiariza tanto con el asunto que generalmente no necesita prestarle ninguna atención especial.
Debe recordarse, sin embargo, que no todas las substancias químicas contenidas en los alimentos son utilizables para su empleo en el organismo, porque existen ciertas porciones que el cuerpo se niega a asimilar.
De los vegetales digerimos solamente un 83% de las proteínas, 90% de las grasas y 95% de los carbohidratos. De las frutas asimilamos el 85% de las proteínas, el 90% de las grasas y el 90% de los carbohidratos.
El fósforo es el elemento particular mediante el cual el Ego puede expresar el pensamiento y ejercer su influencia en el cuerpo físico. También es un hecho comprobado que la proporción y fluctuación de esta substancia en el cuerpo corresponde al grado de inteligencia del individuo. Los idiotas tienen muy poco fósforo, mientras que los grandes pensadores tienen mucho. También en el Reino Animal el grado de conciencia e inteligencia está en proporción con la cantidad de fósforo que contiene el cerebro.
Por consiguiente, es de la mayor importancia que el aspirante que usa su cuerpo para trabajos mentales y espirituales suministre a su cerebro la substancia necesaria para ese fin. La mayoría de los vegetales y frutas contienen cierta cantidad de fósforo, pero es curioso que la mayor proporción se encuentre en las hojas, que suelen tirarse. El fósforo se halla en cantidad considerable en las uvas, cebollas, savia, clavos de olor, ananá, en las hojas y tallos de muchos vegetales, y en el zumo de la calla de azúcar, pero no en el azúcar refinado.

La tabla siguiente muestra la cantidad de ácido fosfórico en algunos artículos.

En cada 100.000 partes de Cebada seca, contenido de ácido fosfórico 210 partes
Frijoles (porotos, habichuelas, etc.) 292
Remolacha 690
Centeno 170
Zanahorias secas 315
Zanahorias, hojas 963
Semillas de lino 880
Tallos de lino 880
Chirivías 111
Chirivías, hojas 1.784
Guisantes 190

En realidad, cada aspirante debe elegir los alimentos que digiera con más facilidad, porque cuanto más fácilmente los digiera, tanta mayor energía extraerá de ellos y tanto más tiempo pasará antes que el organismo necesite reaprovisionarse. Nunca hay que beber la leche como si se bebiera un vaso de agua. Tomada de esta manera forma en el estomago como una bola de queso, completamente impenetrable a la acción del jugo gástrico. Debe sorberse en forma lenta, porque así irá formando pequeños glóbulos en el estómago, con lo cual será fácilmente asimilada. Los frutos cítricos son poderosos antisépticos, y los cereales, especialmente el arroz, son antitóxicos de gran eficacia.
Habiendo ya explicado, desde el punto de vista puramente material, lo que es necesario para el cuerpo físico, consideraremos ahora el tema respecto al lado oculto, teniendo en cuenta el efecto que se produce en los dos cuerpos invisibles que ínter penetran el cuerpo denso.
El centro principal del cuerpo de deseos está en los músculos y en el sistema nervioso cerebroespinal, como ya sabemos, la energía que despliega una persona cuando trabaja en medio de una gran excitación o bajo la influencia de la ira, es un buen ejemplo de lo que decimos. En esos momentos todo el sistema muscular está en tensión y no hay trabajo que agote tanto al individuo como un "arranque de cólera". Estos arranques suelen dejar a veces al cuerpo exhausto durante semanas enteras, con lo cual vemos la necesidad de dominar el temperamento, evitando así al cuerpo denso los sufrimientos ocasionados por la acción desenfrenada del cuerpo de deseos.
Si esto se contempla desde el punto de vista oculto, toda conciencia en el Mundo Físico es el resultado de la guerra constante entre el cuerpo vital y el de deseos.
La tendencia del cuerpo vital es la de ablandar, suavizar y construir. Su principal expresión se encuentra en la sangre y en las glándulas, así como también en el sistema nervioso simpático, habiendo logrado acceso a la sede del cuerpo de deseos (los sistemas musculares y nervioso voluntario), cuando comenzó a desarrollarse el corazón como músculo voluntario.
La tendencia del cuerpo de deseos es la de endurecer, solidificar y dar rigidez, y a su vez ha invadido los dominios del cuerpo vital, obteniendo posesión del bazo y fabricando los corpúsculos blancos, que no son, como cree actualmente a ciencia, "los policías del organismo", sino destructores. Y emplea la sangre para llevar a estos minúsculos destructores por todo el cuerpo. Pasan así por las paredes de las arterias y de las venas cada vez que uno se siente enojado, y especialmente en momentos de desatada cólera. Entonces la avalancha de las fuerzas del cuerpo de deseos hincha las venas y arterias, y dan paso a los corpúsculos blancos que penetran en los tejidos del cuerpo, donde constituyen luego la base de las substancias terrosas que matan al cuerpo.
Dada la misma cantidad y calidad de alimento, la persona serena y jovial vivirá más tiempo, gozará de mejor salud y será más activa que la persona llena de preocupaciones o que pierde el dominio de si misma con facilidad, porque esta última difunde por su cuerpo muchos más corpúsculos blancos destructores que la primera. Si un hombre de ciencia analizara los cuerpos de estos dos hombres, vería que en la persona bondadosa existen muchísimas menos substancias terrosas que en la iracunda.
Esta destrucción progresa incesantemente y es imposible mantener todos los destructores siempre afuera, ni tampoco es esa la intención. Si el cuerpo vital no fuera refrenado, construiría y construiría, utilizando todas las energías con ese fin. No existiría ni conciencia ni pensamiento. Pero gracias a que el cuerpo de deseos refrena y endurece las partes internas, es como se desarrolla la conciencia.
En un remoto pasado existió un tiempo en que exteriorizábamos las concreciones, como lo hacen los moluscos actualmente, manteniendo el cuerpo flexible, blando, elástico y sin huesos, pero en ese tiempo también teníamos la oscura y vaga conciencia de los moluscos de hoy en día. Antes de poder adelantar era necesario que retuviéramos esas concreciones, y no es difícil comprobar que el desarrollo de la conciencia de cualquier especie está en proporción directa con el desarrollo de esqueleto interno. El Ego debe tener los huesos sólidos, con su médula semifluida y rojiza, a fin de poder formar los necesarios corpúsculos rojos para su expresión. Ése es el desenvolvimiento mas elevado del cuerpo denso.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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