sábado, 30 de enero de 2010

CIENCIA DE LA NUTRICION


CAPITULO X
CIENCIA DE LA NUTRICIÓN

Principios generales

Si comenzamos con el vehículo denso y consideramos los medios físicos de que podernos echar mano para mejorarlo y convertirlo en el mejor instrumento posible para el espíritu, y luego consideramos los medios espirituales que conduzcan al mismo fin, estaremos incluyendo todos los demás vehículos, por cuyo motivo seguiremos ese método.
El primer estado visible de embrión humano es una substancia pequeña, globular, gelatinosa, semejante a albúmina o clara del huevo. En esta partícula globular aparecen luego otras partículas de materia más sólida, las que van aumentando gradualmente de tamaño y densidad hasta ponerse en contacto unas con otras. Los diferentes puntos de contacto se van modificando lentamente, formándose junturas y así empieza a distinguirse un armazón de materia sólida, el esqueleto, que se va constituyendo gradualmente.
Durante la formación de este esqueleto, la sustancia gelatinosa que lo rodea se va acumulando y cambiando de forma, hasta que por último alcanza ese grado de organización que conocemos como feto. Éste se va haciendo más grande, firme y organizado, hasta que llega el momento del nacimiento, en que se inicia etapa de la infancia.
El mismo proceso de consolidación que comenzó con la primera etapa visible de la existencia continúa luego. El ser pasa por diferentes etapas: infancia, adolescencia, juventud, madurez, ancianidad, decrepitud, hasta llegar finalmente a la muerte.
Cada una de estas etapas se caracteriza por un aumento de dureza y solidez.
Se va produciendo un aumento gradual de densidad y firmeza de los huesos, tendones, cartílagos, ligamentos, tejidos, membranas y aun hasta de la misma substancia del estómago, del hígado, de los pulmones y otros órganos. Las articulaciones se vuelven rígidas y secas, y comienzan a crujir al moverse, por falta del fluido sinovial que las lubrica y ablanda, el cuál va disminuyendo en cantidad, tornándose muy espeso y gelatinoso, de manera que no cumple su objeto.
El corazón, el cerebro, todo el sistema muscular, la espina dorsal, nervios, ojos, etc., participan de ese proceso de solidificación, tornándose más y más rígidos. Millones y millones de diminutos vasos capilares, que se ramifican y difunden como las ramas de un árbol por todo el cuerpo, van secándose gradualmente y tornándose fibras sólidas, impermeables al paso de la sangre.
Los grandes vasos sanguíneos, arterias y venas, se endurecen, pierden su elasticidad, se encogen y tornan incapaces de llevar el requerido caudal de sangre. Los fluidos de la sangre misma se espesan y tornan pútridos, recargados de substancias terrosas. La piel se marchita, se pone seca y arrugada. El cabello se cae por falta de aceite. Y los dientes se carian y caen también por falta de gelatina. Los nervios motores comienzan a secarse, y los movimientos del cuerpo se vuelven tardos y lentos. Los sentidos fallan, la circulación se retarda y la sangre se estanca y coagula en los vasos. El cuerpo va perdiendo sus poderes más y más. Mientras antes era elástico, vigoroso, flexible, activo y sensible, después se torna rígido, lento, insensible. Finalmente, muere de vejez.
Entonces surge naturalmente la pregunta: ¿que es lo que causa esta osificación gradual del cuerpo, produciendo esa rigidez, decrepitud y muerte?
Desde el punto de vista puramente físico, los químicos opinan en forma unánime que ello se debe al aumento de fosfato de cal, carbonato de cal y sulfato de cal, con un poco de magnesia y alguna cantidad insignificante quizás de otras substancias terrosas:
La única diferencia entre el cuerpo anciano y el infantil es la mayor densidad, corrosidad y rigidez del primero, causadas por la mayor proporción de substancias calcáreas que entran en su composición. El cuerpo del niño se compone de tres partes de gelatina por una de substancias calcáreas, mientras que en la ancianidad esa proporción está invertida. ¿Cuál es la fuente de esta acumulación mortal de substancias sólidas?
Parece axiomático que todo el cuerpo está nutrido por la sangre y que todo lo que él contiene, de cualquier naturaleza que fuere, ha estado primero en su sangre. Los análisis demuestran que la sangre tiene substancias terrosas de la misma clase que los agentes solidificantes, y, nótese bien, la sangre arterial contiene más cantidad de dichas substancias que la venosa.
Esto es muy importante, pues demuestra que en cada ciclo la sangre deposita substancias terrosas y es, por lo tanto el vehículo que lleva y obstruye el sistema. Sin embargo, su contenido de substancias terrosas tiene que irse reemplazando, pues de lo contrario no podría continuar ese proceso. ¿Dónde obtiene ese depósito mortal? No puede haber más que una respuesta: de la comida y de la bebida. No hay absolutamente ninguna otra fuente. Los alimentos y las bebidas que nutren el cuerpo deben ser, al mismo tiempo, la fuente primaria de las substancias calcáreas que la sangre va depositando en todo el sistema, causando la decrepitud y finalmente la muerte. Para sostener la vida física es necesario que comamos y bebamos, pero como hay muchas clases de comidas y bebidas, debemos establecer, a la luz de los hechos arriba mencionados, cuáles son los que contienen la menor cantidad posible de esa substancia destructiva. Si podemos descubrir esos alimentos, nos será igualmente posible prolongar nuestra vida, puesto que, desde el punto de vista oculto, es deseable vivir lo más largamente posible en cada cuerpo denso, en especial después que se ha iniciado el Sendero. Se necesitan tantos años, para educar cada cuerpo en que moramos, durante los años de la niñez y la juventud, hasta que el espíritu pueda por lo menos obtener algún control sobre él, que cuanto más tiempo podamos tener un cuerpo ya adaptado y obediente a los impulsos de espíritu, tanto mejor. De ahí que resulta muy importante que el discípulo consuma alimentos y bebidas que contengan el mínimum posible de substancias solidificantes y endurecedoras, y que a la vez mantengan los órganos excretores muy activos.
La piel y el sistema urinario son los salvadores del organismo, evitándole una muerte prematura. Si no fuera porque esos órganos eliminan la mayor parte de las substancias terrosas absorbidas con los alimentos, nadie viviría más de diez años.
Se ha calculado que el agua de manantial, corriente, sin destilar, que toda persona consume en forma de té, café, sopa, etc., contiene carbonatos y otros compuestos calcáreos que, en cuarenta años, formarían un sólido bloque de cal o de mármol del tamaño de un ser humano. Y también es digno de notarse que aunque el fosfato de cal siempre se halla en la orina de los adultos, no se encuentra en la de los niños, porque, en ellos, la rápida formación de los huesos requiere que esa sal sea retenida. Durante el periodo de la gestación existe muy poca substancia terrosa en la orina de la madre, porque casi toda ella se emplea para formar el feto. Sin embargo, en circunstancias ordinarias, esta materia terrosa se encuentra en la orina de los adultos, y a ellos se debe que la vida alcance la duración que tiene actualmente.
El agua sin destilar, bebida, internamente, es el peor enemigo, pero usada exteriormente es su mejor amigo, pues mantiene los poros de la piel abiertos, facilita la circulación de la sangre y evita su estancamiento, causa de los depósitos del mortal fosfato de cal.
Harvey, que fue el que descubrió la circulación de la sangre, dijo que la salud denota una circulación fácil y libre, mientras que la enfermedad es el resultado de obstrucciones en esa misma circulación.
La bañera es un elemento para mantener la salud del cuerpo en buen estado y debe ser usada continuamente por el aspirante a la vida superior. El sudor y la transpiración, sensible o insensible, expulsa más substancias terrosas del cuerpo que cualquier otro órgano.
Mientras se suministra combustible y se mantiene el fuego libre de cenizas, seguirá ardiendo. Los riñones son importantísimos en su función de arrojar afuera las cenizas del cuerpo; pero, a pesar de la gran cantidad de substancias terrosas arrastradas por la orina, siempre queda la suficiente en muchísimos casos para formar arenillas y hasta piedras en la vejiga, causando terribles sufrimientos y hasta la muerte.
Nadie debe engañarse creyendo que el agua hervida contiene menos substancias calcáreas. La costra que se forma en las paredes del recipiente en que se hierve ha sido dejada allí por el agua evaporada, que se ha escapado en forma de vapor. Si se condensara dicho vapor, entonces tendríamos agua destilada, que constituye un elemento importantísimo para mantener el cuerpo siempre joven.
En el agua destilada no existe absolutamente la menor cantidad de substancias terrosas, como tampoco la contienen el agua de lluvia, la nieve o el granizo (salvo la que se pueda adherir en los techos, etc.), pero el café, el té, la sopa, etc., hechos con agua común, por más hervida que esté, no está purificada de substancias terrosas; al contrario, cuanto más hervida haya sido, tanto más cargada de cenizas quedará. Los que sufren de enfermedades urinarias no deberían beber jamás mas que agua destilada.
En cuanto a los alimentos sólidos podemos decir, en forma general, que todas las legumbres y vegetales frescos, y las frutas maduras, contienen la mayor proporción de substancias nutritivas y la mínima de substancias terrosas. El alimento adecuado, dado a tiempo y en circunstancias apropiadas, no solamente cura sino que previene las enfermedades.
Se supone en general que el azúcar o las substancias sacarinas son dañinos para la salud y especialmente para los dientes, causando caries y dolores de muelas. Esto es verdad sólo en ciertas circunstancias. Es perjudicial en algunas enfermedades, como en la biliosidad y la dispepsia, o si se tiene mucho tiempo en la boca, como los caramelos, también, pero si se emplea parsimoniosamente en buena salud y se aumenta su consumo en forma gradual conforme el estómago se va acostumbrando a su empleo, se verá que es muy nutritiva. La salud de los negros mejora enormemente durante la zafra azucarera de la caña, a pesar del aumento de trabajo que ello implica. Esto se atribuye a su afición por el dulce zumo de la caña. Lo mismo puede decirse de los caballos, vacunos y otros animales que residen en esas localidades, que gustan mucho de las melazas y residuos que se les dan. Se ponen muy gordos durante la zafra, y su pelo e torna brillante y suave. A los caballos que se alimenten con zanahorias durante unas semanas, se les pondrá el pelo suave y lustroso como la seda, debido a los zumos sacarinos de ese vegetal. El azúcar es una substancia dietética nutritiva y beneficiosa, y no contiene cenizas de ninguna especie.
Las frutas constituyen una dieta ideal. En realidad, los árboles y las plantas las producen para inducir al animal o al ser humano a que las coma y disemine así sus semillas, de la misma manera que las flores atraen a las abejas con propósitos similares.
Las frutas frescas contienen el agua más pura y de la mejor calidad, capaz de permeabilizar todo el organismo en la forma más maravillosa. El zumo de uva es especialmente un solvente maravilloso. Estimula y da fluidez a la sangre, abriéndose camino a través de los capilares ya secos y obstruidos, siempre que este proceso no haya ido demasiado lejos. Mediante una cura de zumo de uva sin fermentar, las personas de ojos hundidos, piel arrugada o reseca, se tornan lozanas, frescas y radiantes. La aumentada permeabilidad permite entonces al espíritu manifestarse más libremente y con renovada energía.
Considerando el cuerpo desde el punto de vista estrictamente físico, es lo que podríamos llamar un horno químico, siendo el alimento el combustible. Cuanto más ejercicio hace el cuerpo, tanto más combustible necesita. Seria una locura que una persona cambiara su dieta ordinaria que durante años la ha estado nutriendo adecuadamente, y cambiara de método sin antes pensar bien en qué es lo mejor para sus fines. Eliminar la carne de la dieta ordinaria de las personas acostumbradas a ella, miraría completamente su salud. La única manera segura de proceder a experimentar y estudiar las cosas primeramente, usando el discernimiento y la sensatez debidos. No pueden establecerse reglas fijas, pues la dieta es un asunto tan individual como cualquier otra característica. Todo lo que puede hacerse es describir la influencia de cada producto químico, dejando que el aspirante determine su propio método.
Tampoco debemos permitir que la apariencia de una persona influya en nuestro juicio con respecto a su salud. Generalmente se aceptan ciertas ideas en relación con la apariencia que debe tener una persona sana, pero no hay razón válida alguna para semejante opinión. Las mejillas sonrosadas pueden ser un indicio de salud en un individuo y de enfermedad en otro. No hay ninguna regla en particular mediante la cual se pueda saber si existe buena salud, salvo el sentimiento de bienestar que experimente el individuo mismo, sin tener para nada en cuenta su apariencia.
El agua es el gran solvente.
El Nitrógeno o la proteína es la substancia formadora de la carne, pero contiene algunas substancias terrosas.
Los azúcares o hidratos de carbono son los principales productos de fuerza y energía.
Las grasas son las productoras de calor y los acumuladores de energía de reserva.
Las cenizas son minerales, terrosas y obstruyen el sistema. No hay temor de que no obtengamos la cantidad suficiente para la formación de los huesos, sino que por el contrario, debemos cuidar de ingerir la menor cantidad posible.
La caloría es la unidad de calor simple. Una libra de nueces brasileñas, por ejemplo, contienen 49,6 por ciento de residuos (cáscaras), pero el restante 50,4 por ciento contiene 1485 calorías, lo cual significa que casi la mitad del peso de lo comprado son residuos, mientras que el resto contiene el número de calorías mencionado. Para lograr la mayor energía de nuestros alimentos, tenemos que prestar atención al número de calorías que contengan, pues de ellas conseguimos la fuerza necesaria para realizar nuestras diarias tareas.
El chocolate es uno de los alimentos más nutritivos, pero el cacao en polvo es uno de los más peligrosos, pues contiene casi tres veces la cantidad de cenizas de otros alimentos y generalmente diez veces más que la mayoría. Es un alimento poderoso, pero también un poderoso veneno, pues obstruye el sistema con más rapidez que cualquier otra substancia.
Por supuesto, al principio se necesita algún estudio para determinar la mejor nutrición, pero vale la pena, pues asegura la salud, la longevidad y el empleo libre del cuerpo, permitiendo nuestros estudios y la dedicación a las cosas elevadas. Después de un tiempo, uno familiariza tanto con el asunto que generalmente no necesita prestarle ninguna atención especial.
Debe recordarse, sin embargo, que no todas las substancias químicas contenidas en los alimentos son utilizables para su empleo en el organismo, porque existen ciertas porciones que el cuerpo se niega a asimilar.
De los vegetales digerimos solamente un 83% de las proteínas, 90% de las grasas y 95% de los carbohidratos. De las frutas asimilamos el 85% de las proteínas, el 90% de las grasas y el 90% de los carbohidratos.
El fósforo es el elemento particular mediante el cual el Ego puede expresar el pensamiento y ejercer su influencia en el cuerpo físico. También es un hecho comprobado que la proporción y fluctuación de esta substancia en el cuerpo corresponde al grado de inteligencia del individuo. Los idiotas tienen muy poco fósforo, mientras que los grandes pensadores tienen mucho. También en el Reino Animal el grado de conciencia e inteligencia está en proporción con la cantidad de fósforo que contiene el cerebro.
Por consiguiente, es de la mayor importancia que el aspirante que usa su cuerpo para trabajos mentales y espirituales suministre a su cerebro la substancia necesaria para ese fin. La mayoría de los vegetales y frutas contienen cierta cantidad de fósforo, pero es curioso que la mayor proporción se encuentre en las hojas, que suelen tirarse. El fósforo se halla en cantidad considerable en las uvas, cebollas, savia, clavos de olor, ananá, en las hojas y tallos de muchos vegetales, y en el zumo de la calla de azúcar, pero no en el azúcar refinado.

La tabla siguiente muestra la cantidad de ácido fosfórico en algunos artículos.

En cada 100.000 partes de Cebada seca, contenido de ácido fosfórico 210 partes
Frijoles (porotos, habichuelas, etc.) 292
Remolacha 690
Centeno 170
Zanahorias secas 315
Zanahorias, hojas 963
Semillas de lino 880
Tallos de lino 880
Chirivías 111
Chirivías, hojas 1.784
Guisantes 190

En realidad, cada aspirante debe elegir los alimentos que digiera con más facilidad, porque cuanto más fácilmente los digiera, tanta mayor energía extraerá de ellos y tanto más tiempo pasará antes que el organismo necesite reaprovisionarse. Nunca hay que beber la leche como si se bebiera un vaso de agua. Tomada de esta manera forma en el estomago como una bola de queso, completamente impenetrable a la acción del jugo gástrico. Debe sorberse en forma lenta, porque así irá formando pequeños glóbulos en el estómago, con lo cual será fácilmente asimilada. Los frutos cítricos son poderosos antisépticos, y los cereales, especialmente el arroz, son antitóxicos de gran eficacia.
Habiendo ya explicado, desde el punto de vista puramente material, lo que es necesario para el cuerpo físico, consideraremos ahora el tema respecto al lado oculto, teniendo en cuenta el efecto que se produce en los dos cuerpos invisibles que ínter penetran el cuerpo denso.
El centro principal del cuerpo de deseos está en los músculos y en el sistema nervioso cerebroespinal, como ya sabemos, la energía que despliega una persona cuando trabaja en medio de una gran excitación o bajo la influencia de la ira, es un buen ejemplo de lo que decimos. En esos momentos todo el sistema muscular está en tensión y no hay trabajo que agote tanto al individuo como un "arranque de cólera". Estos arranques suelen dejar a veces al cuerpo exhausto durante semanas enteras, con lo cual vemos la necesidad de dominar el temperamento, evitando así al cuerpo denso los sufrimientos ocasionados por la acción desenfrenada del cuerpo de deseos.
Si esto se contempla desde el punto de vista oculto, toda conciencia en el Mundo Físico es el resultado de la guerra constante entre el cuerpo vital y el de deseos.
La tendencia del cuerpo vital es la de ablandar, suavizar y construir. Su principal expresión se encuentra en la sangre y en las glándulas, así como también en el sistema nervioso simpático, habiendo logrado acceso a la sede del cuerpo de deseos (los sistemas musculares y nervioso voluntario), cuando comenzó a desarrollarse el corazón como músculo voluntario.
La tendencia del cuerpo de deseos es la de endurecer, solidificar y dar rigidez, y a su vez ha invadido los dominios del cuerpo vital, obteniendo posesión del bazo y fabricando los corpúsculos blancos, que no son, como cree actualmente a ciencia, "los policías del organismo", sino destructores. Y emplea la sangre para llevar a estos minúsculos destructores por todo el cuerpo. Pasan así por las paredes de las arterias y de las venas cada vez que uno se siente enojado, y especialmente en momentos de desatada cólera. Entonces la avalancha de las fuerzas del cuerpo de deseos hincha las venas y arterias, y dan paso a los corpúsculos blancos que penetran en los tejidos del cuerpo, donde constituyen luego la base de las substancias terrosas que matan al cuerpo.
Dada la misma cantidad y calidad de alimento, la persona serena y jovial vivirá más tiempo, gozará de mejor salud y será más activa que la persona llena de preocupaciones o que pierde el dominio de si misma con facilidad, porque esta última difunde por su cuerpo muchos más corpúsculos blancos destructores que la primera. Si un hombre de ciencia analizara los cuerpos de estos dos hombres, vería que en la persona bondadosa existen muchísimas menos substancias terrosas que en la iracunda.
Esta destrucción progresa incesantemente y es imposible mantener todos los destructores siempre afuera, ni tampoco es esa la intención. Si el cuerpo vital no fuera refrenado, construiría y construiría, utilizando todas las energías con ese fin. No existiría ni conciencia ni pensamiento. Pero gracias a que el cuerpo de deseos refrena y endurece las partes internas, es como se desarrolla la conciencia.
En un remoto pasado existió un tiempo en que exteriorizábamos las concreciones, como lo hacen los moluscos actualmente, manteniendo el cuerpo flexible, blando, elástico y sin huesos, pero en ese tiempo también teníamos la oscura y vaga conciencia de los moluscos de hoy en día. Antes de poder adelantar era necesario que retuviéramos esas concreciones, y no es difícil comprobar que el desarrollo de la conciencia de cualquier especie está en proporción directa con el desarrollo de esqueleto interno. El Ego debe tener los huesos sólidos, con su médula semifluida y rojiza, a fin de poder formar los necesarios corpúsculos rojos para su expresión. Ése es el desenvolvimiento mas elevado del cuerpo denso.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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