lunes, 1 de febrero de 2010

CAUSAS DE LA MORTALIDAD INFANTIL - en you tube -


CAPITULO XXIII
CAUSAS DE LA MORTALIDAD INFANTIL

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Cuando el ser humano muere, se lleva consigo la mente, el cuerpo le deseos y el cuerpo vital, siendo ese último el que contiene los cuadros de su pasada vida. Y durante los tres días y medio que siguen a la muerte, estos cuadros se graban en el cuerpo de deseos, para constituir así la base de la vida purgatorial del ser humano y también la del Primer Cielo, donde se expurga el mal y se asimila el bien. La experiencia de la vida misma se olvida, de la misma manera que hemos olvidado el proceso de aprender a escribir, aunque conservamos la facultad o poder de hacerlo. Así ocurre con el extracto acumulado de todas las experiencias, tanto de las pasadas vidas terrenales como de las pasadas existencias en el Purgatorio y los varios Cielos, cuyo extracto conserva el ser humano y constituye algo así como su capital en la próxima vida. Los sufrimientos que ha tenido que soportar le hablan como la voz de la conciencia, y el bien que haya hecho le imparte un carácter cada vez más noble y altruista.
Ahora bien, si los tres días y medio que siguen inmediatamente a la muerte los puede pasar el alma en paz y tranquilamente, entonces le es dable concentrarse mucho mejor en la grabación de su pasada vida sobre su cuerpo de deseos, no siendo perturbado por las lamentaciones histéricas de sus parientes u otras causas. Entonces experimentará sensaciones muchísimo más agudas, tanto para bien como para mal, en el Purgatorio y el Primer Cielo, y en las vidas posteriores ese sentimiento le hablará claramente, en forma inequívoca. Pero si las lamentaciones de sus parientes distraen la atención del muerto, o cuando éste ha fallecido por accidente, quizás en una calle transitada, un choque de trenes, un incendio en un teatro u otras circunstancias trágicas, entonces no tendrá oportunidad para concentrarse debidamente, como tampoco podrá hacerlo si es muerto en el campo de batalla, y, sin embargo, no seria justo que perdiera la experiencia de su vida debido al hecho de que muera en esas condiciones. Por ese motivo, la ley de Causa y Efecto provee la compensación adecuada.
Generalmente creemos que cuando nace un niño, nace y se acabó; pero así como durante el período de la gestación el cuerpo denso está protegido contra los choques del mundo externo, dentro de la matriz de su madre, hasta que ha alcanzado la suficiente madurez y desarrollo como para soportar las condiciones externas, así también ocurre algo similar con el cuerpo vital, el de deseos y la mente, que permanecen en estado de gestación y nacen en períodos posteriores, pues no tienen tras de sí una evolución tan larga como la del cuerpo denso. De ahí que necesiten un tiempo mucho mayor para alcanzar un grado de madurez suficiente y poderse individualizar. El cuerpo vital nace a los siete años, cuando el período de crecimiento excesivo señala su advenimiento. El cuerpo de deseos nace al producirse la pubertad, a eso de los 14 años y la mente a los 21, cuando se dice que se ha alcanzado la mayoría de edad.
Lo que no ha nacido no puede morir, como es natural, de manera que cuando un niño muere antes del nacimiento de su cuerpo de deseos, pasa directamente al primer Cielo del Mundo Invisible. No puede ascender al Segundo y Tercer Cielo, porque ni la mente ni el cuerpo de deseos han nacido todavía, de manera que tiene que esperar simplemente en el Primer Cielo hasta que se presente una nueva oportunidad para renacer, y si a muerto en su vida pasada en las circunstancias horripilantes mencionadas, por accidente o en el campo de batalla, o en circunstancias en que sus parientes hicieron imposible que obtuviera una impresión profunda tanto del mal como del bien cumplidos en su vida, como hubiera ocurrido de haberle permitido morir en paz, entonces, en lo relativo al efecto de las pasiones y de los deseos, se le da instrucción tal como si hubiera muerto de niño, de manera que pueda asimilar así las lecciones que debió haber aprendido en la vida purgatorial, si hubiera podido pasar por ella sin perturbaciones. Entonces renace con el debido desenvolvimiento de su conciencia, para continuar su evolución.
Como en el pasado el hombre ha sido muy guerrero y negligente con los parientes que han muerto, debido a su ignorancia, velando a los que morían en la cama, que eran pocos, en comparación con los que morían en los campos de batalla, debe forzosamente existir una gran mortalidad infantil. Pero conforme la humanidad vaya alcanzando una mayor comprensión de las cosas y convengamos que nunca somos más hermanos de los demás que cuando están muriendo y abandonando esta vida, que es cuando les podemos prestar una inmensa ayuda, conservando la paz y rogando por ellos, entonces la mortalidad infantil dejará de existir en tan grande escala como en la actualidad.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel

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