lunes, 1 de febrero de 2010

Polaridades planetarias - en you tube -



CAPITULO XI
LA ASTROLOGÍA COMO AUXILIAR EN EL
ARTE DE SANAR

Polaridades planetarias

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Al estudiar el magnetismo, debemos tener presente que tratamos de una energía invisible, y lo mejor que podemos hacer es explicar la forma en que suele manifestarse en el Mundo Físico, como sucede en todos los demás casos en que tratamos de otras energías. El Mundo Físico es el mundo de los efectos: las causas permanecen ocultas a nuestros ojos, aunque estén más cerca de nosotros mismos que nuestras manos y nuestros pies. La Fuerza se encuentra por doquier en torno de nosotros, siempre invisible en sí misma, pero perceptible por los efectos que produce.
Por ejemplo, si tomamos un plato lleno de agua y dejamos que se hiele, veremos miríadas de hermosísimas figuras geométricas. Estas figuras muestran las líneas de fuerza a lo largo de las cuales se ha congelado el agua, y estas líneas eran líneas de fuerzas que ya estaban presentes antes de que el agua se congelara, pero permanecían invisibles hasta que se produjeron las condiciones necesarias para su manifestación.
De la misma manera, existen líneas de fuerza que se producen entre los polos de un imán o magneto: ni se ven ni se sienten, pero si ponemos limaduras de hierro en el lugar en que están, en seguida esas limaduras se ordenan de cierta manera y muestran su dirección. Estableciendo las condiciones necesarias, podemos hacer que las fuerzas de la Naturaleza muestren sus efectos: moviendo nuestros carruajes, llevando nuestros mensajes a millares de kilómetros de distancia, etcétera, pero la fuerza en sí se mantiene siempre invisible. Sabemos que el magnetismo viaja siempre en ángulo recto con respecto a la corriente eléctrica que le da origen; sabemos la diferencia que existe entre las manifestaciones de las corrientes eléctricas y las magnéticas, que dependen tanto una de otra, pero jamás hemos visto a ninguna de ellas, aunque ambas son los servidores más valiosos que poseemos actualmente.
El Magnetismo puede clasificarse en "mineral" y "animal", aunque en realidad es el mismo, pero el primero tiene muy poca influencia sobre los tejidos animales, y el segundo es impotente cuando se trata de operar sobre los minerales.
El Magnetismo mineral deriva directamente de la piedra imán que se emplea para magnetizar el hierro, cuyo procedimiento da al metal así tratado la propiedad de atraer el hierro. Esta clase de magneto o imán se emplea muy poco, porque gradualmente se disipa su magnetismo y además es muy débil en proporción al volumen y sobre todo porque la fuerza magnética no puede ser controlada como en los llamados "magnetos permanentes".
El "electroimán" es también un imán mineral. Consiste simplemente en una pieza de hierro envuelta por innumerables vueltas de alambre, y la fuerza de este imán varia en proporción al número de vueltas de dicho alambre y a la fuerza de la corriente eléctrica que pasa por él.
La electricidad se encuentra por doquier en torno de nosotros en estado difuso y no se puede utilizar con fines industriales hasta que ha sido comprimida y forzada a pasar por los cables eléctricos mediante poderosos electroimanes. Para poder tener electricidad nos es indispensable, en primer término, tener magnetismo. Antes que pueda ponerse en marcha un generador eléctrico, sus "campos", que no son sino electroimanes, tienen que ser magnetizados, pues si así no se hace es inútil darle vueltas todo el tiempo que se quiera, pues jamás generará ninguna comente, ni para encender una lámpara o para levantar un granito de arena. Todo depende de que exista primeramente el magnetismo. Sin embargo, una vez que se ha establecido ese magnetismo, siempre deja un poco tras sí, cuando se detiene el generador, lo cual se llama "residuo magnético", que sirve de núcleo de fuerza inicial para reconstruir el magnetismo cada vez que luego se pone en marcha el generador.
Todos los cuerpos vegetales, animales y humanos no son más que transformaciones del mineral. Todos proceden del Reino Mineral en primer término, y el análisis químico de las plantas, de los animales o del ser humano demuestra ese hecho fuera de toda duda. Además, sabemos que las plantas obtienen su sustento del suelo mineral, y tanto el ser humano como el animal asimilan minerales al ingerir las plantas como alimento. Y aun cuando el hombre come carne, siempre esta absorbiendo minerales, obteniendo así del alimento tanto las substancias minerales como la fuerza magnética que contienen.
Vemos esta fuerza manifestándose en la sangre como "hemoglobina", o sea la substancia roja colorante de la sangre, que atrae al oxigeno, dador de vida, cuando se pone en contacto con el en los millones de diminutos vasos capilares que se encuentran en los pulmones, siguiendo con él tan pronto como atraviesa dichos vasos y llevándose a las arterias y venas. ¿Por que todo esto?
Para poderlo comprender tenemos que familiarizarnos un poco mas con la forma en que el magnetismo se manifiesta en las distintas industrias.
Siempre hay dos campos magnéticos o un múltiplo de dos en todo generador o motor, siendo cada "campo" alternando el "polo norte" y el otro el "polo sur". Si queremos hacer correr dos o más generadores en forma "múltiple" y forzar a la electricidad en el mismo cable conductor, el primer requisito es que la corriente magnética de los campos imantados corra en la misma dirección.
Si no es así, entonces no girarán juntos, sino que generaran corrientes en direcciones opuestas y quemarán los fusibles. Y eso ocurre porque los polos de un generador, que deberían atraer, repelen y viceversa. El remedio consiste en cambiar los terminales de los cables que magnetizan el campo, y entonces la corriente magnética de un generador se tornará idéntica a la del otro, en razón de lo cual girarán ambos al unísono.
Las mismas condiciones rigen la curación magnética. Al nacer, las fuerzas estelares impregnaron a cada uno de nosotros con cierta intensidad vibratoria o polaridad magnética, lo que constituyó nuestro bautismo planetario al tomar el primer aliento. Esta característica vibratoria va siendo modificada durante nuestra peregrinación por la vida, pero el impulso inicial permanece esencialmente igual y, por lo tanto, el horóscopo natal es el que retiene el mayor poder vital en la existencia y el que determina nuestras simpatías y antipatías, así como todas las demás cosas. En realidad, su pronunciamiento es mucho mas seguro que nuestros gustos y desagrados conscientes.
Algunas veces podemos encontrar a alguna persona con la cual nos encariñamos, aunque tengamos la sensación de que ejerce una influencia perjudicial sobre nosotros que no podemos explicar y que, por lo tanto, tratamos de desechar. Pero una comparación de su horóscopo con el nuestro revelará en seguida la razón, y si somos lo bastante sabios como para atender su advertencia, la obedeceremos en seguida, pues de lo contrario, tan ciertamente como que los planetas giran en torno del Sol, viviremos para lamentar nuestra negligencia a no someternos a lo que está escrito en la pared.
Sin embargo, existen también muchos casos en que no sentimos antipatía alguna hacia ciertas personas, aunque el horóscopo la revele, y si vemos los signos al comparar ambos horóscopos, podemos sentirnos inclinados a confiar en nuestros sentimientos más bien que en los pronósticos estelares de los horóscopos. Pero eso también nos traerá tribulaciones a su debido tiempo, porque la polaridad planetaria se manifestará absolutamente a su tiempo, salvo que ambas partes sean lo bastante evolucionadas como para poder dominar sus astros al menos en una buena medida. Y son poquísimas las personas que se encuentran en esas condiciones en nuestra época. Por lo tanto, siempre procederemos muy cuerdamente si utilizamos nuestros conocimientos astrológicos para comparar los
horóscopos de por lo menos las personas que se pongan en contacto muy íntimo con nuestra vida. Esto nos puede ahorrar a nosotros y a ellas muchísimos disgustos, y es particularmente aconsejable con respecto al médico y sus pacientes, sobre todo con respecto a la persona con quien nos vayamos a casar.
Cuando uno se encuentra enfermo, la resistencia orgánica está en su más bajo nivel, por cuyo motivo no se halla en condiciones de resistir las influencias externas. De ahí que las vibraciones del medico tienen prácticamente un efecto irresistible, y aunque esté animado de los propósitos mas altruistas, deseando verdaderamente influir su misma vitalidad en beneficio del paciente, si los astros le eran adversos en el momento del nacimiento, su magnetismo puede tener un efecto perjudicial sobre el paciente. Por este motivo, es necesario que todo médico tenga un buen conocimiento de la Astrología y de la Ley de Compatibilidad, sea que pertenezca a los que curan mediante el magnetismo o a la escuela médica oficial, porque estos últimos también infunden sus vibraciones magnéticas en el aura del paciente y ayudan u obstaculizan, según sea la armonía y sintonización que exista con la polaridad planetaria del enfermo.
Y lo que hemos dicho con respecto al médico se aplica decuplicadamente a la enfermera o enfermero, porque estos están con el paciente prácticamente todo el tiempo y su contacto con él es muchísimo más íntimo.
Para el médico, enfermera y paciente, la compatibilidad queda determinada por el Signo Ascendente, Saturno y la Sexta Casa. Si los signos ascendentes armonizan por su naturaleza, de manera que todos tienen signos ígneos, o todos terrestres, aéreos o acuosos, entonces están en perfecta armonía. Pero si el paciente tiene como Ascendente un signo acuoso, y el médico o la enfermera un signo ígneo, entonces los efectos serán deplorables.
También es necesario asegurarse de que Saturno, en el horóscopo del médico o la enfermera, no se encuentre colocado en ninguno de los signos del zodíaco que estén dentro de la sexta casa del paciente.

del libro "Principios Ocultos de la Salud y la Curación", de Max Heindel





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